El último que apague la luz en Boca Unidos

Ayer se conoció que el experimentado mediocampista Rodrigo Burgos (33) decidió rescindir contrato “por cuestiones personales”, según el comunicado oficial, siendo otro de los futbolistas incorporados para el presente campeonato que se aleja de la institución correntina.

Después de arribar al club como uno de los refuerzos más importantes, por su trayectoria, y de ser titular indiscutido en el once principal, Burgos fue perdiendo terreno en las últimas fechas de la gestión de Rolando Carlen, al ser el primer recambio en el mediocampo.

Burgos, que en el primer interinato de Marioni jugó todos los partidos, en la segunda llegada del entrenador a la dirección técnica perdió el puesto a partir de la recuperación de Ataliva Schweizer, al punto de que ni siquiera estuvo entre los 19 convocados para el último partido.

Hasta ahí una cuestión que puede leerse como estrictamente futbolística, si no fuera porque Burgos no es el único jugador que se alejó del club correntino a media temporada, ya que también lo hicieron otros cinco compañeros de plantel, algo que llama poderosamente la atención en el campeonato que el fin de semana cumplirá recién su primera mitad.

Al volante paraguayo, muy querido hasta hoy en Talleres de Córdoba por ser partícipe del vertiginoso ascenso desde el Federal A a la Primera División, se le sumaron previamente Julio Cáceres, Germán Cochis, Emiliano Gómez, Pablo Palavecino y Nicolás Frutos.

El cordobés Cáceres es uno de los casos más extraños. Llegó a principios de año como el “9” elegido. A pesar de que no pudo demostrar sus condiciones de goleador (1 conquista en doce fechas), fue sostenido como titular por los diferentes técnicos, y después de una presunta lesión, pasó de un día para el otro a Juventud Antoniana, donde debutó en la red en el segundo juego.

Cochis, otro jugador nacido en la Docta, quedó en el plantel que disputó la temporada pasada a pedido de la dupla técnica Fabro-Baroni, pero nunca pudo afirmarse, ni siquiera entre los citados; mientras que Emiliano Gómez llegó como “una apuesta” de las inferiores de Lanús y no convenció a los diferentes entrenadores que fueron pasando en esta etapa por el equipo.

Palavecino (21), goleador de Las Palmas en el torneo de la Liga Cordobesa, quien  también arribó hace poco como una de las cuatro incorporaciones permitidas, y que incluso vistió por unos minutos la camiseta aurirroja oficialmente, decidió marcharse también “por temas personales”, según se comunicó, al no poder adaptarse a residir lejos de su familia.

El tema de Nicolás Frutos es harina de otro costal. El delantero, que llegó como la última incorporación sobre el filo del libro de pases al inicio de la temporada, jugó muy poco y su salida se debió a una inconducta, al verse involucrado en un accidente vehicular cuando se dirigía con la indumentaria del club al entrenamiento, dando positivo en el test de alcoholemia.

A los seis jugadores que se fueron se le contraponen los tres que llegaron en el presente mercado y se quedaron: Nahuel Franco (defensor, proveniente de las juveniles de Rosario Central), Juan Rivas (mediocampista de Los Andes) y Agustín Lavezzi (delantero, llegado de Racing de Córdoba).

Así como los futbolistas, Boca Unidos también tuvo vaivenes no esperados en la dirección técnica. Inició el campeonato con la dupla integrada por Martín Fabro y Leonardo Baroni (continuó de la temporada anterior), en la sexta fecha llegó el primer interinato de Marioni, en la décima asumió Carlen, y en la  fecha 15 volvió Marioni, quien el lunes fue confirmado finalmente con técnico oficial, esperemos que para el resto de la temporada.

Tres técnicos (cuatro ciclos) en menos de la mitad del torneo es un total despropósito, como lo es la partida de los jugadores nombrados, ya que se supone que la apertura del libro de pases a mitad de temporada es para “reforzar” el plantel, no para disminuirlo. 

En este manejo dirigencial para nada común, que además hace rato no acierta con los técnicos y los jugadores que contrata, se puede, quizás, encontrar respuesta a la pobre campaña de un plantel de Boca Unidos que buscó adaptarse a las idas y venidas de tres ideas técnicas distintas en tres meses, y que al día de hoy no encuentra, lógicamente, un patrón de juego.

Por esa razón, y con gran tino, Marioni declaró tras el empate del domingo frente a Sportivo de Las Parejas: “No me preocupa nada, me ocupa entrenar para tener una idea de juego”.

Es de esperar que el técnico santafesino, con el conocimiento que tiene del plantel, pueda encontrarle la vuelta y levantar el rendimiento de un equipo que, al día de hoy, sigue más cerca de los puestos de descenso directo que de clasificar a las eliminatorias por el ascenso.