Hoy queremos recordarlos por esas personas que nunca bajaron los brazos y siguen luchando para que la justicia no los olvide.
Carlitos Gonzalez
Tenía 2 años y vivía con su familia en el paraje La Bolsa de la localidad de Santa Lucía. La última vez que sus padres lo vieron fue la tarde del 26 de diciembre de 1993, estaba preparado para ir a la fiesta de cumpleaños de un vecino y salió acompañado de su tía.
Mientras todos los niños jugaban durante el festejo, se escuchó el grito desesperado de la mujer buscando a su sobrino. Ese fue el inicio del calvario para toda la familia González. Alguien se lo había llevado, lo vieron llorando dentro de un auto rojo que partió en dirección a la Ruta Provincial Nº 27 y desde entonces nada volvió a saberse de él. Hoy Carlitos tendría 28 años y sus padres nunca bajaron los brazos, apuntando a que fue vendido por una banda de traficantes de personas.
Desde el momento en que se supo de la desaparición del pequeño, lo buscaron en la provincia del Chaco y en el vecino país del Paraguay, siguiendo pistas firmes. Pero encontrarlo en medio de toda la población fue una tarea imposible. En el marco de la investigación la tía que lo llevó al cumpleaños, fue detenida junto a otro hombre al que vincularon por sospechoso, pero ambos recuperaron la libertad por falta de pruebas
Natalia Soledad Falcón
Cerca de las 7.40 de la mañana del 17 de mayo de 1994, Natalia Soledad Falcón de 7 años salió de su casa en el barrio Nuevo de la Capital. Iba a la escuela que quedaba a pocas cuadras, su madre Yolanda Noemí Falcón, que no pudo acompañarla ese día, la despidió y esa fue la última vez que la vio.
La pequeña cursaba el 2º grado, pero nunca llegó a la escuela. Yolanda se dio cuenta de la situación después del horario de salida, al ver que la pequeña no regresaba. Para entonces habían pasado más de 4 horas en las que quienes se la llevaron, trazaron el destino de la menor.
La principal sospecha cayó sobre una banda con conexiones internacionales. Un vecino fue la última persona en verla y cuando se enteró que la niña era intensamente buscada informó a la Policía que esa mañana observó cómo era subida por un hombre a un automóvil, también rojo, que partió a toda velocidad.
Hoy Natalia tendría 32 años.
Miguel Ángel Bejarano
Tenía 9 cuando desapareció la siesta del 25 de enero de 1998 en la localidad de Esquina. Había salido de la casa de unos familiares con quienes almorzó, pero no regresó a su casa. Los datos obtenidos por los investigadores señalaron que había sido raptado en el trayecto. Pero a diferencia de los otros casos, esta vez no hubo testigos firmes del hecho.
Por el caso, en el que interviene el Juzgado de Instrucción y Correcional de Esquina, hubo una aprehensión, ya que acusaron a un familiar de la madre del menor, pero no pudieron probar nada en su contra y fue liberado.
Hoy contaría Miguel con 30 años. Los rastros se extendieron también hasta Paraguay y Bolivia, pero no hubo mejores resultados que con "Carlitos" o Natalia.
Los padres y abuelos de estos pequeños que nunca regresaron, participaron de movilizaciones en todo el país, sumando su pesar al de otras personas que pasaron por la misma situación. Se resisten a la idea de que sean olvidados y esperan, con renovadas esperanzas, que los trabajos de investigación sean retomados, contando con las herramientas de comunicación y tecnología de las que antes carecían.
Quienes puedan aportar datos comunicarse al 911 o la dependencia policial más cercana a su domicilio
Con texto de El Libertador